POR: PABLITO EXPERTO EN CAFE
Aunque hay muchas versiones sobre la época y los orígenes del café se puede asegurar que fue en Africa donde se realiza su descubrimiento.
En el siglo XIV, los árabes llevan la planta a Yemen y allí aparecen las primeras y únicas plantaciones, cuyo comercio sólo controlaba el sultanato.
Su consumo se extendió rápidamente por las regiones de cultura islámica, debido a la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas y por sus cualidades vigorizantes.
Durante muchos años se prohibió la exportación de este fruto tan preciado por todos los islámicos.
A finales del siglo XVI las plantaciones se expanden primero por Ceilán y luego la India, donde según cuenta la leyenda, un peregrino hindú originario de la región de Mysore, esconde unos granos de café entre sus ropajes para sembrarlos en su país.
A finales del siglo XVII fueron los exploradores holandeses quienes se apropian de un pie de cafeto en Yemen y lo trasladan al jardín botánico de Amsterdam.
La fertilidad de las tierras y el clima de la zona, permitieron que el café se adaptase perfectamente.
En España, el café es introducido de la mano de los Borbones y los comerciantes italianos, aproximadamente a mediados del siglo XVIII. Los primeros cafés madrileños eran casas de comidas donde se podía degustar el brebaje.
Y es a principio del siglo XVIII cuando el café llega a América.
Son los gobiernos europeos, los que deciden seguir el ejemplo de los holandeses y en concreto Francia, quien en 1726 contaba ya con su primera cosecha de café americano.
Es en América donde más y mejor se desarrolla el cafeto; en tierras intertropicales y a una altitud superior a 2000 metros. Hoy en día, algunos de los mejores cafés del mundo -como los emblemáticos Brasil y Colombia- proceden del continente americano.
por pablito
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Aunque hay muchas versiones sobre la época y los orígenes del café se puede asegurar que fue en Africa donde se realiza su descubrimiento.
En el siglo XIV, los árabes llevan la planta a Yemen y allí aparecen las primeras y únicas plantaciones, cuyo comercio sólo controlaba el sultanato.
Su consumo se extendió rápidamente por las regiones de cultura islámica, debido a la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas y por sus cualidades vigorizantes.
Durante muchos años se prohibió la exportación de este fruto tan preciado por todos los islámicos.
A finales del siglo XVI las plantaciones se expanden primero por Ceilán y luego la India, donde según cuenta la leyenda, un peregrino hindú originario de la región de Mysore, esconde unos granos de café entre sus ropajes para sembrarlos en su país.
A finales del siglo XVII fueron los exploradores holandeses quienes se apropian de un pie de cafeto en Yemen y lo trasladan al jardín botánico de Amsterdam.
La fertilidad de las tierras y el clima de la zona, permitieron que el café se adaptase perfectamente.
En España, el café es introducido de la mano de los Borbones y los comerciantes italianos, aproximadamente a mediados del siglo XVIII. Los primeros cafés madrileños eran casas de comidas donde se podía degustar el brebaje.
Y es a principio del siglo XVIII cuando el café llega a América.
Son los gobiernos europeos, los que deciden seguir el ejemplo de los holandeses y en concreto Francia, quien en 1726 contaba ya con su primera cosecha de café americano.
Es en América donde más y mejor se desarrolla el cafeto; en tierras intertropicales y a una altitud superior a 2000 metros. Hoy en día, algunos de los mejores cafés del mundo -como los emblemáticos Brasil y Colombia- proceden del continente americano.
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